miércoles, 26 de octubre de 2011

Slow food: un nuevo paradigma en la forma de alimentarse

Ayer estuve en una charla del fundador del movimiento Slow Food, Carlo Petrini, que me dió mucho que pensar. Slow Food es un movimiento que nace en 1989 en París, en oposición al Fast Food o comida rápida. Reivindica un nuevo concepto de gastronomía, más multidisciplinar, que considera los alimentos no sólo como algo lúdico o social, sino desde la perspectiva de la física, la química, la biología, la agronomía (cómo se producen los alimentos), la genética, la historia, la antropología, la cultura, la economía, etc.

Carlo Petrini, fundador del movimiento Slow Food, considerado por la revista Time como una de las 50 personas más influyentes del mundo.

En su charla, Carlo recalcó varias veces que tenemos un sistema alimentario "criminal" (dicho con sus propias palabras), pero también nos recordó que nosotros somos responsables directos de ello. Planteó nuestro papel no como consumidores pasivos, sino como co-productores, en dónde nuestro consumo influye directamente en los sistemas de producción y condiciona el tipo de agricultura. También enfatizó el hecho de que nos encontramos en una crisis entrópica, como consecuencia principalmente de que nos cuesta mucho más producir los alimentos que la energía derivada de los propios alimentos. Por ejemplo, producir un 1 kg de carne cuesta aproximadamente 5,000 lts de agua, además de una gran inversión energética como consecuencia de la dependencia en combustibles fósiles que tienen los actuales sistemas de producción: el grano para alimentar el ganado viene normalmente de otras partes del mundo, los fertilizantes necesarios para producir este grano también vienen de otros países, y todo este movimiento se traduce en consumo de combustibles fósiles (ver también esta otra entrada).

Los sistemas de producción de alimentos no son sostenibles en la actualidad por diversos motivos:

  1. Agotan la fertilidad del suelo.
  2. Agotan los recursos hídricos. Recordemos que el 72% del agua dulce en el mundo se destina a agricultura. Estos usos también condicionan la calidad del agua residual, que en muchas partes del mundo está contaminada.
  3. Producen pérdida de biodiversidad. La selección de variedades, razas y especies más productivas en agricultura y ganadería ha motivado la desaparición del 70% de éstas durante el último siglo.
  4. Promueven la desaparición del campesinado, lo que implica en muchas ocasiones una pérdida cultural de gran importancia.

Los defensores de los sistemas de producción de alimentos que tenemos en la actualidad arguyen que no es posible mantener alimentada a la población mundial bajo otros esquemas productivos no intensivos. Sin embargo, los datos que arroja la FAO a este respecto son muy claros:
  • A nivel mundial se producen alimentos para alimentar a 12 mil millones de personas.
  • Hay actualmente cerca de 7 mil millones de personas en nuestro planeta.
  • 1 mil millones de personas sufren de desnutrición.
  • 1.7 mil millones de personas sufren obesidad.
  • El 40% de la producción alimentaria acaba en la basura.

Todo ello implica que tenemos un sistema de producción de alimentos altamente ineficiente, que genera excedentes que acaban en la basura, que consume más energía que la que proporcionan los propios alimentos que se producen, y en dónde siguen existiendo grandes desigualdades en la distribución y acceso a los alimentos.

¿Podemos hacer algo? Claro que sí. Como decía Carlo, somos corresponsables de lo que ocurre, y está en nuestra mano cambiarlo. Slow Food nace con esa filosofía y hoy son más de 100,000 personas las que se han unido a este movimiento en todo el mundo. Para más información, vísita la página del proyecto.

4 comentarios:

Carlos Zamorano E. dijo...

Tuve la oportunidad de asistir a esta magnífica charla, y es sorprendente la energía y fuerza con la que Carlo lidera esta necesaria iniciativa. Como Carlo dijo ayer, esta crisis no se solucionará recapitalzando los bancos o aumentando el consumo. Necesitamos cambios profundos porque, de lo contrario, estará en riesgo nuestra propia subsistencia. Esta crisis no durará unos cuantos años, es un proceso que podrá durar siglos y que llevará al fin del actual y criminal sistema alimentario, responsable de los graves conflictos sociales, ambientales y económicos en todo el mundo. Absolutamente recomendable informarse de esta iniciativa. Porque somos ciudadanos, no consumidores. Saludos.

Lucia dijo...

Yo no lo podría haber resumido mejor ;-) - Animo a todos a informarse e implicarse, aunque sólo sea a pequeña escala. Aunque sólo sea comprándole los garbanzos o las aceitunas a aquel vecino del pueblo. Hay que cambiar el paradigma, ¡entre todos!

Noelia Lavilla Jiménez dijo...

Estoy totalmente de acuerdo. No conocía este nuevo movimiento, pero me parece que es una alternativa al sistema alimenticio que tenemos actualmente, al igual que como hemos visto en los vídeos que nos has pasado, lo son la agricultura orgánica, los mercados agrícolas o la agricultura sostenida por la comunidad. Tenemos que cambiar nuestra mentalidad en primer lugar, para que el sistema alimenticio se modifique atendiendo a las nuevas demandas de los consumidores.

Curro Bonet dijo...

"Luis, te estás amariconando" diría alguien que ambos conocemos ...

Tanto ir a conferencias raras te está secando las neuronas. Lo suyo es seguir yendo rápido a todos lados, cuanto más mejor. Y comer también rápido y sobre todo comerse a todos los que se nos pongan por delante. Hombre ya !!! Si sigues por esa vía no vas a ser un macho alfa en tu vida, que lo sepas ;)

En serio. Mola esa filosofía. Hace tiempo me leí un libro llamado "elogio de la lentitud" de Carl Honoré. Me gustó mucho, aunque es algo imposible ponerlo en práctica cuando vivimos en un contexto lleno de gente que tiene látigos y los usa todo el rato.

Abrazos desde aquí abajo.

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