lunes, 28 de septiembre de 2009

Gestión de plagas en Andalucia: ¿Es efectiva la fumigación de rodales para combatir la procesionaria?

Anualmente la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía invierte cerca de un millón o millón y medio de euros en la fumigación de rodales atacados por procesionaria. Sin embargo, cabe preguntarse si dicha medida es efectiva y si la disminución de los brotes de procesionaria responde a una respuesta a la fumigación o, por el contrario, forma parte de los ciclos naturales de esta plaga. Responder a esta pregunta es, por tanto, de gran importancia para la gestión si se quieren minimizar los costes de tratamientos que son, a veces, tan caros como ineficaces.

Para ello, nuestro grupo de investigación ha trabajado con una base de datos recopilada por la Junta de Andalucía (una de las aplicaciones desarrolladas para la Red de Daños y Equilibrios)
que contiene información sobre el grado de afectación de los rodales forestales y de los tratamientos aplicados sobre dichos rodales desde 1992 hasta la fecha. Anteriormente se analizó el potencial de una versión preliminar de esta base de datos para el análisis de patrones espacio-temporales de la procesionaria en Andalucía. En este estudio, nos centraremos en la respuesta de la procesionaria en rodales sometidos a fumigación y no tratados. La metodología utilizada es sencilla y consta de los siguientes pasos:
  1. Selección de rodales con un grado de afectación de 3 o más (la escala ordinal utilizada va de 0 a 5, en dónde 3 = defoliación fuerte y bolsones numerosos en los bordes del rodal y algo de defoliación en el centro del rodal) que hayan sido sometidos en el otoño de ese mismo año (septiembre-octubre) a fumigación aérea con objeto de controlar la plaga (los datos más completos se tienen sólo para el período 2002-2005 y es con estos datos con los que se han realizado los sucesivos análisis). Hay que puntualizar que, en principio, sólo se fumigan rodales con un grado de afección de 3 o más, y por eso tomamos este criterio a la hora de seleccionar los rodales para el análisis.
  2. Cálculo de un "índice de recuperación", que se calcularía como la diferencia entre el grado de afectación de un año y el siguiente. Si un año el rodal ha sido asignado a un nivel de daño 3 y en el siguiente año, el grado de afección disminuye, el índice tendría un valor negativo e indicaría una buena recuperación del rodal.
  3. Selección de rodales con un grado de afectación de 3 o más que no hayan sido fumigados. Las muestras se aparean de tal forma que, en cada año, cada rodal con un grado de afectación de 3 o más fumigado se "empareja" con el rodal más próximo geográficamente que también haya tenido un grado de afectación de 3 o más pero que no haya sido fumigado.
  4. Se utiliza un test de la t pareado para comparar los índices de recuperación de rodales tratados y no tratados en cada una de las cuatro especies principales de pino (Pinus halepensis, P. nigra, P. pinaster y P. pinea). Para P. sylvestris no hubo una muestra suficientemente representativa cómo para realizar un test estadístico.
Los resultados mostraron que no hay diferencias significativas en el índice de recuperación de rodales fumigados y no fumigados para las cuatro especies: (Figura 1) Pinus halepensis (p-value = 0.7738), P. nigra (p-value = 0.6987), P. pinaster (p-value = 0.2939) y P. pinea (p-value = 0.4793). Esto indica claramente que, cuando menos, no hay evidencias de que los rodales sometidos a fumigación se recuperen antes que los rodales no fumigados y por tanto cuestiona la validez de esta práctica tan habitualmente usada en la gestión forestal.

Figura 1. Distribuciones del índice de recuperación de rodales forestales fumigados (línea contínua) y no fumigados (línea discontínua). Las barras verticales indican la media de las distribuciones de este índice para cada grupo en cada una de las cuatro especies analizadas: P. halepensis (n = 19 pares de rodales), P. nigra (n = 26 pares de rodales), P. pinaster (n = 14 pares de rodales), P. pinea (n = 71 pares de rodales).

Por otro lado, la Comisión Europea quiere prohibir con carácter general, o como mínimo restringir al máximo, el uso de la fumigación aérea en la UE por los daños que este método puede provocar sobre el medioambiente y la salud de las personas.

Queda claro el mensaje, si no es efectivo y encima causa riesgos innecesarios ¿para qué se siguen fumigando miles de hectáreas cada año?

1 comentario:

Ángel M. Felicísimo dijo...

Muy bueno, clarísimo y directo. Esto son ejemplos de investigación aplicada de los que la universidad debe hacer ya que tiene el diseño experimental muy claro. Ahora a ver si alguien os hace caso.
Saludos.

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